El Arrepentimiento y la Conversión
La doctrina del arrepentimiento constituye uno de los rudimentos escriturales (He. 6:1). El arrepentimiento fue una experiencia de la nación de Nínive (Jonás 3:5,8) acompañada de acciones externas, hoy en día, el Espíritu Santo nos conduce a esta experiencia de manera personal tanto al inicio como en el desarrollo de la vida cristiana.
IMPORTANCIA DEL ARREPENTIMIENTO:
Si Jehová cambió de parecer por la actitud de Nínive, el Padre del hijo pródigo lo perdonó e hizo fiesta y si en el cielo mismo hay gozo por un pecador que se arrepiente, entendemos entonces, que es necesario tener esta experiencia (Lc. 15:7). Jesús mismo proclamó que los hombres se arrepintieran (Mr. 1:15), delegó a sus discípulos a predicarlo (Luc. 24:47). La Iglesia del principio incluía dentro de su mensaje esta experiencia (Hch. 2:37, 3:19, 20:21). El apóstol Pablo predicaba la necesidad del arrepentimiento (Hch. 26:20; Ro. 2:4). El apóstol Pedro nos dice que Dios desea que nadie perezca sino que todos procedan al arrepentimiento (2 P. 3:9). Cuando hay arrepentimiento es fácil solucionar las diferencias o los problemas de cualquier índole. El arrepentimiento abre una ventana de oportunidades para quien desee ser restaurado (Jl. 2:14).
EN QUE CONSISTE Y COMO SE DA EL ARREPENTIMIENTO:
El apóstol Pablo en la segunda carta a la iglesia de Corinto explica que el
arrepentimiento que conoce el mundo, ocasiona tristeza, acusación, pesar y finalmente muerte (2 Co. 7:5-10). Esta fue la experiencia de Cain, Acán y Judas. El arrepentimiento que es provocado por Dios no es más que el Espíritu Santo conduciéndonos al mismo, con la gran diferencia que no deja pesar sino que nos conduce a la libertad, gozo y vida abundante. El arrepentimiento lo motiva Dios mismo. Es el Espíritu Santo desde fuera de la persona que convence y muestra nuestra condición. Esta fue la sorpresa que se llevaron los primeros cristianos judíos, que Dios concedió también a los gentiles esta bendición (Hch. 11:18). La palabra que utiliza el griego para definir arrepentimiento es Metanoeo, palabra compuesta que significa después, percibir y mente; de lo que deducimos que es un cambio de mente o de propósito. Cuando se habla del hijo pródigo se dice: “Volviendo en sí, dijo: he pecado contra el cielo y contra ti” Antes no se daba cuenta de su condición, pero llega el momento cuando el Espíritu utiliza las circunstancias y la Palabra para producir el arrepentimiento (Jn. 16:8). Después de confesar este joven su pecado, disfrutó las bendiciones de la casa del Padre como nunca antes. Podemos decir que el arrepentimiento es una puerta de bendición (Hch. 11:18). El Señor escribiendo a 5 iglesias de las 7 que narra el capítulo 2 y 3 de Apocalipsis, les demanda arrepentirse. El arrepentimiento debe ser una práctica no sólo para salvación, sino también, en el desarrollo de la nueva vida. Tal es el caso de Simón el mago a quien le piden que se arrepienta (Hch. 8:22). El apóstol Pablo le indica a Timoteo la manera de corregir a quienes se oponen por si Dios les da la oportunidad de arrepentirse y así escapar del lazo del diablo (2 Ti. 2:24-26). Para alcanzar el oportuno socorro es condición, haber tenido un arrepentimiento y no un remordimiento. Después de experimentar el nuevo nacimiento el Espíritu Santo trabaja desde adentro del individuo. En el cristiano que ofende o comete pecado, el Espíritu Santo se encarga de redargüirlo hasta que solvente su situación confesando, pidiendo perdón o bien, perdonando. Redargüir es convencer, reprender, reconvenir.
LA CONVERSIÓN:
Del griego Epistrophe que significa un giro. Palabra que implica un volverse de y un volverse hacia. Esto significa que antes caminábamos en una dirección, según nosotros el camino correcto y no sabíamos que el final es muerte (Pr. 14:12). Si hablamos que experimentamos la conversión quiere decir, que dejamos de caminar en esa dirección y nos encaminamos en sentido contrario. El apóstol Pablo es claro ejemplo, en un tiempo perseguía a los cristianos creyendo que de esa manera agradaba a Dios, tiene un encuentro personal con Jesús y se vuelve de esa conducta y se convierte en un predicador y maestro de los gentiles (Gal. 1:13,14). Los apóstoles se regocijaron de que los gentiles aceptaban el mensaje. Resulta que por causa del Señor fueron perseguidos y El mismo utilizó esto para que en las regiones a donde llegaban predicaran y muchos se convertían (Hch. 11:20). El apóstol Pablo habla de la conversión de los hermanos de Tesalónica, quienes dejaron la idolatría y se volvieron a Dios (1 Ts. 1:9). La palabra es clara al decirnos que nos arrepintamos y convirtamos para que sean borrados nuestros pecados (Hch. 3:19). El arrepentimiento y la conversión pueden ser un acto así como también, un proceso en el cual vamos como la luz de la aurora de aumento en aumento hasta que el día sea perfecto (Pr. 4:18).
CONCLUSIONES:
IMPORTANCIA DEL ARREPENTIMIENTO:
Si Jehová cambió de parecer por la actitud de Nínive, el Padre del hijo pródigo lo perdonó e hizo fiesta y si en el cielo mismo hay gozo por un pecador que se arrepiente, entendemos entonces, que es necesario tener esta experiencia (Lc. 15:7). Jesús mismo proclamó que los hombres se arrepintieran (Mr. 1:15), delegó a sus discípulos a predicarlo (Luc. 24:47). La Iglesia del principio incluía dentro de su mensaje esta experiencia (Hch. 2:37, 3:19, 20:21). El apóstol Pablo predicaba la necesidad del arrepentimiento (Hch. 26:20; Ro. 2:4). El apóstol Pedro nos dice que Dios desea que nadie perezca sino que todos procedan al arrepentimiento (2 P. 3:9). Cuando hay arrepentimiento es fácil solucionar las diferencias o los problemas de cualquier índole. El arrepentimiento abre una ventana de oportunidades para quien desee ser restaurado (Jl. 2:14).
EN QUE CONSISTE Y COMO SE DA EL ARREPENTIMIENTO:
El apóstol Pablo en la segunda carta a la iglesia de Corinto explica que el
arrepentimiento que conoce el mundo, ocasiona tristeza, acusación, pesar y finalmente muerte (2 Co. 7:5-10). Esta fue la experiencia de Cain, Acán y Judas. El arrepentimiento que es provocado por Dios no es más que el Espíritu Santo conduciéndonos al mismo, con la gran diferencia que no deja pesar sino que nos conduce a la libertad, gozo y vida abundante. El arrepentimiento lo motiva Dios mismo. Es el Espíritu Santo desde fuera de la persona que convence y muestra nuestra condición. Esta fue la sorpresa que se llevaron los primeros cristianos judíos, que Dios concedió también a los gentiles esta bendición (Hch. 11:18). La palabra que utiliza el griego para definir arrepentimiento es Metanoeo, palabra compuesta que significa después, percibir y mente; de lo que deducimos que es un cambio de mente o de propósito. Cuando se habla del hijo pródigo se dice: “Volviendo en sí, dijo: he pecado contra el cielo y contra ti” Antes no se daba cuenta de su condición, pero llega el momento cuando el Espíritu utiliza las circunstancias y la Palabra para producir el arrepentimiento (Jn. 16:8). Después de confesar este joven su pecado, disfrutó las bendiciones de la casa del Padre como nunca antes. Podemos decir que el arrepentimiento es una puerta de bendición (Hch. 11:18). El Señor escribiendo a 5 iglesias de las 7 que narra el capítulo 2 y 3 de Apocalipsis, les demanda arrepentirse. El arrepentimiento debe ser una práctica no sólo para salvación, sino también, en el desarrollo de la nueva vida. Tal es el caso de Simón el mago a quien le piden que se arrepienta (Hch. 8:22). El apóstol Pablo le indica a Timoteo la manera de corregir a quienes se oponen por si Dios les da la oportunidad de arrepentirse y así escapar del lazo del diablo (2 Ti. 2:24-26). Para alcanzar el oportuno socorro es condición, haber tenido un arrepentimiento y no un remordimiento. Después de experimentar el nuevo nacimiento el Espíritu Santo trabaja desde adentro del individuo. En el cristiano que ofende o comete pecado, el Espíritu Santo se encarga de redargüirlo hasta que solvente su situación confesando, pidiendo perdón o bien, perdonando. Redargüir es convencer, reprender, reconvenir.
LA CONVERSIÓN:
Del griego Epistrophe que significa un giro. Palabra que implica un volverse de y un volverse hacia. Esto significa que antes caminábamos en una dirección, según nosotros el camino correcto y no sabíamos que el final es muerte (Pr. 14:12). Si hablamos que experimentamos la conversión quiere decir, que dejamos de caminar en esa dirección y nos encaminamos en sentido contrario. El apóstol Pablo es claro ejemplo, en un tiempo perseguía a los cristianos creyendo que de esa manera agradaba a Dios, tiene un encuentro personal con Jesús y se vuelve de esa conducta y se convierte en un predicador y maestro de los gentiles (Gal. 1:13,14). Los apóstoles se regocijaron de que los gentiles aceptaban el mensaje. Resulta que por causa del Señor fueron perseguidos y El mismo utilizó esto para que en las regiones a donde llegaban predicaran y muchos se convertían (Hch. 11:20). El apóstol Pablo habla de la conversión de los hermanos de Tesalónica, quienes dejaron la idolatría y se volvieron a Dios (1 Ts. 1:9). La palabra es clara al decirnos que nos arrepintamos y convirtamos para que sean borrados nuestros pecados (Hch. 3:19). El arrepentimiento y la conversión pueden ser un acto así como también, un proceso en el cual vamos como la luz de la aurora de aumento en aumento hasta que el día sea perfecto (Pr. 4:18).
CONCLUSIONES:
- La persona que encubre su pecado no prosperará, pero el que lo confiesa y se aparta alcanza misericordia (Pr. 28:13).
- Mientras nos justifiquemos no llega el arrepentimiento. Hay esperanza para el que reconoce estar mal, no así para el que se cree justo.
- El arrepentimiento es un acto y un proceso, el acto desencadena el proceso.